– Ejemplar viajó en avión 2 mil kilómetros con una fractura en su caparazón y actualmente se recupera en el centro de rescate y rehabilitación de la UA.

Alrededor de tres meses podría tomar el proceso de recuperación de la tortuga verde de la especie Cheloniamydas que se encuentra a resguardo en el Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre de la Universidad de Antofagasta.

El reptil llegó vía aérea hace unas semanas procedente de Chiloé, donde fue hallado con una fractura en la parte frontal de su caparazón por funcionarios del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), quienes luego de constatar la gravedad de su lesión, decidieron pedir la ayuda de la UA, que cuenta con experiencia en el tratamiento y rehabilitación de estos animales.

“Esta tortuga sufrió este daño probablemente por haber colisionado con una embarcación. Actualmente está dentro de nuestras piletas de rehabilitación con agua de mar y a una buena temperatura. Además, se encuentra con tratamiento intensivo con nuestra veterinaria para atender de manera específica sus heridas y problemas fisiológicos”, explicó el director del centro, Dr. Carlos Guerra Correa.

El académico agregó que la herida es desinfectada diariamente para que tenga una buena cicatrización, no obstante lo cual, se estima que la regeneración de su caparazón tardará entre dos y tres meses.

“Afortunadamente la rotura de caparazón con la que llegó no estaba perforada, es decir, no existen órganos comprometidos. Eso es muy bueno para la recuperación de la tortuga”, contó el Dr. Guerra.

REHABILITACIÓN

La rehabilitación tiene como primer objetivo que el animal supere el estrés del largo viaje, pues en su traslado desde Chiloé recorrió más de dos mil kilómetros en avión, con transbordos incluidos, lo cual se logra insertando a la tortuga en un medio acuático similar a su hábitat.

En la siguiente etapa se trata de reactivar su organismo para que su aparato digestivo vuelva a funcionar de manera autónoma.

“Estamos alimentando a la tortuga con colados de vegetales, primero partimos entregando el alimento vía sonda, después le presentamos algas en la pileta para ver cuáles escogía para alimentarse. Ella se inclinó por el alga que conocemos popularmente como pelillo. Eso fue bueno porque nos liberó de la alimentación forzada”, profundizó Guerra, quien además destacó la experiencia del centro universitario en el cuidado de estos animales marinos.

“Nosotros contamos con un espacio único para que estos animales se recuperen. El hecho que trasladen a una tortuga desde Chiloé demuestra que hemos realizado un gran trabajo. Tenemos piletas de rehabilitación con agua de mar, la temperatura ambiente del lugar es la ideal para ellas y además contamos con excelentes profesionales para el cuidado de las tortugas”, recalcó.

Se estima que la tortuga pasará unos tres meses rehabilitándose antes de ser devuelta al mar, hecho que se realizará en la costa antofagastina.

CICLO OCEÁNICO

Las tortugas verdes nacen en las costas ecuatorianas, en el archipiélago de Galápagos. Cuando son pequeñas se alimentan cazando invertebrados marinos por todo el Pacífico. Una vez que alcanzan un tamaño de cuarenta centímetros de largo, se convierten en vegetarianas y se acercan a las costas en busca de algas marinas.

Durante años estos reptiles recorren las bahías para nutrirse, pero una vez que alcanzan su madurez sexual, se dirigen hacía las playas de reproducción. Algunas regresan a Galápagos y otras se trasladan hasta México.

“Las tortugas realizan un ciclo oceánico, la llegada de tortugas desde el océano abierto hacia el continente se produce entre la zona norte y centro de Chile. Por lo tanto, es normal hallar especies en esa área, sin embargo, podemos encontrar animales errantes, que van encontrando alimento y se desplazan hasta latitudes extrañas para ellas”, precisa el director del Centro de Rescate y Rehabilitación UA, para explicar la presencia de la tortuga en Chiloé.