La incorporación de la mujer en el rubro de la minería no ha estado exenta de complejidades y dificultades. Cuando partí en el 2008 en un área que implicaba negociar y relacionarse con clientes mineros eran muy pocas las mujeres asociadas a esa tarea. Solo hace una década las mujeres se destacaban por trabajos de apoyo al negocio como en el área de ventas, administrativa, prevención, recursos humanos, marketing, comunicaciones pero en cargos ejecutivos, administrando contratos o en mesa negociadoras, eran muy pocas. Felizmente hoy tenemos una posición más protagónica ya sean en temas operacionales, de servicios, faenas, máquinas y altos cargos.
Los esfuerzos inclusivos se notan y representan avances significativos, actualmente las autoridades se han propuesto alcanzar una participación de mujeres en un 30% al 2030 y de un 35% al 2050. Sin embargo, creo que el desafío es desarrollar espacios de mayor participación en la mediana y pequeña minería. Vemos que en las compañías multinacionales se ha desarrollado bien el tema de la paridad, donde incluso se cumplen estadísticas para mujeres en posiciones de gerencia y en ese sentido es una oportunidad para nosotras. Pero el desarrollo de esos espacios se debería dar con más fuerza en las empresas nacionales donde son más reacias a dar el paso por diferentes factores y se acostumbra a entregar altos cargos a los hombres.
Otro avance que he podido palpar es la flexibilidad laboral que permite compatibilizar el trabajo de la mujer en minería con lo familiar. Hoy tenemos un trabajo en base a objetivos en donde eres dueña de manejar tus tiempos. En tan solo una década hemos crecido mucho en cuanto a la incorporación de la mujer, actualmente tienen un rol central en la gran minería, incluso las empresas están contratando más mujeres para tomar cargos de superintendencia y eso es una tendencia que llegó para quedarse porque somos trabajadoras multitarea y eso es un beneficio para cualquier rol.