Numerosos estudios han demostrado que la etapa de la primera infancia, comprendida entre los 0 y 6 años, es fundamental para sentar las bases del desarrollo del ser humano, principalmente por el impacto que tendrá a futuro en sus habilidades sociales, emocionales, cognitivas, sensoperceptivas y motoras, las que serán la base para toda una vida de ese niño y niña.

Es en los primeros años de vida cuando el cerebro humano experimenta un rápido crecimiento y desarrollo, siendo una ventana de oportunidades para el aprendizaje y la adquisición de habilidades. Por tanto, poner el énfasis e invertir en una educación de calidad durante esta etapa es crucial, para garantizar un futuro prometedor para nuestros niños.

La educación de calidad desde la primera infancia debe ser un desafío país, donde es clave el trabajo mancomunado y la articulación público-privada. Lograr el éxito no debe recaer únicamente en los padres o cuidadores, que son sin duda los primeros formadores, sino que debe ser un compromiso compartido por toda la sociedad en sí.

En este sentido, es alentador ver cómo cada vez más empresas establecen políticas de sostenibilidad de valor social y apoyo a la comunidad, con una contribución que va más allá, potenciando el bienestar de las futuras generaciones. Estas empresas entienden que invertir en educación inicial es apostar por profesionales y técnicos integrales, que serán el futuro de nuestra región y país.

Sin embargo, a pesar de estos avances, aún enfrentamos grandes desafíos. La Región de Antofagasta -lamentablemente- tiene la más baja cobertura de matrículas en etapa preescolar; solo 23.328 niños y niñas de entre 0 a 6 años asisten a jardines infantiles, lo que representa el 41,1%, según el Informe de Caracterización de la Educación Parvularia 2021. Una carencia que debemos resolver si buscamos un mejor futuro para ellos.

Es en este contexto que destacamos la implementación del Programa Construyendo Valor Social, impulsado por AIA, una iniciativa única en el país con más de 20 años de experiencia que tiene como objetivo acompañar y potenciar la formación de educadoras de párvulo, técnicos de la educación y directivos. Un apoyo directo a los niños y sus familias, y que ha logrado potenciar a más de 2.400 educadoras durante todos estos años.

Desde sus inicios, este programa ha contado con el invaluable apoyo de nuestras empresas socias, que han apostado por la educación inicial en nuestra región y, con ello, beneficiar a los niños y niñas del territorio, siendo un gran aporte para el desarrollo pleno de las educadoras y los estudiantes con quienes trabajan, fortaleciendo el desarrollo del valor social.

Este 2023 hemos decidido abordar el Trastorno del Espectro Autista, TEA, como materia formativa en las aulas. A través de la especialización de las educadoras, el propósito es ir creando entornos inclusivos y adaptados, brindando oportunidades de aprendizaje a los niños con TEA, fomentando la aceptación y la diversidad para promover la igualdad de oportunidades y permitir que todos los niños alcancen su máximo potencial. Creemos que será un espacio generoso para avanzar un paso más en inclusión.

Todos estamos llamados a potenciar el desarrollo humano y social, promoviendo entornos favorables para el crecimiento de los niños. La colaboración entre el mundo público y privado, junto con la implementación de programas como Valor Social AIA, nos acercan a una sociedad más equitativa y justa. Nuestras acciones resonarán con impacto; es hora de priorizar la educación en la primera infancia y trabajar juntos para construir un futuro prometedor para todos.