La descarbonización es el tema del momento a nivel mundial, principalmente por la urgencia que representa el cambio climático y siendo el sector energético uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero, la transición energética está pasando a ser uno de los principales de los próximos años.

En este escenario de transición energética ya se espera una creciente demanda de minerales como el litio y el cobre, fundamentales para tecnologías de energía renovable y vehículos eléctricos. Se anticipa que la demanda de litio podría aumentar hasta 40 veces para 2040, mientras que la del cobre podría duplicarse, según proyecciones de la Agencia Internacional de Energía. En este contexto, Chile, líder mundial en la producción de cobre y un actor crucial en el mercado del litio, enfrenta el desafío de aumentar su producción de manera sostenible.

Aquí el término clave es “sostenible”, ya que, considerando que a nivel mundial la minería es responsable de  entre el 4% y el 7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, no podemos caer en la paradoja de aumentar la producción sin reducir esas emisiones de manera paulatina, hasta alcanzar la carbono neutralidad.

La zona norte de Chile y en especial la Región de Antofagasta, siendo el corazón de la minería chilena, es también un espejo en el que se reflejan los retos y oportunidades de la minería sostenible a nivel global. Ya estamos viendo como muchas compañías mineras están declarando sus compromisos y adoptando Iniciativas como la Iniciativa de Minería Responsable (IRMA, por sus siglas en inglés) y sumándose a los estándares del Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM).

¿Cómo materializar entonces esos compromisos? La Agencia Internacional de Energía nos habla claramente de las inversiones necesarias que se deben realizar de cara al 2030 y los compromisos para frenar el cambio climático. Debemos triplicar la inversión en energías renovables junto con duplicar la eficiencia energética. Dentro de lo que es eficiencia energética, digitalizar la gestión de la energía, es decir, tomar decisiones estratégicas del uso de energía basada en datos y con analítica avanzada es la tendencia que impera a la hora de conseguir resultados.

El plus que tiene este tipo de soluciones, como nuestra EMMA Energy,  es el aporte en la transparencia y el enfoque a resultados, las “mejores recetas” son traspasables entre distintos tipos de empresa, de manera anónima y adaptadas a la realidad de cada una, logrando una colaboración global de mejora en costos de energía y reducción de emisiones.