Las familias estamos enfrentando una situación excepcional al permanecer en casa obligados a conciliar numerosas actividades en una convivencia forzada y a transformar los espacios físicos del hogar en un múltiple quehacer incorporando todo aquello que se realizaba fuera del (trabajar, estudiar, pasear, hacer deportes, etc).

Son circunstancias únicas desconociéndose aun el tiempo que durará, pero sin dudas, esta situación aceleró la necesidad de reconvertir la vida familiar conciliando en un mismo lugar y simultáneamente, las responsabilidades familiares y laborales,  haciéndose cargo de las dificultades y limitaciones económicas, de cuidar las condiciones de salud, de los miedos e incertidumbre por lo que se vive, de la opresión por la falta de espacio, de libertad, de seguridad y tantas cosas más que cada familia puede tener en su diversidad y realidad particular.

No es posible determinar recetas mágicas para abordar estas realidades, solo afirmar que se está en una situación de crisis siendo el reto aprender a sobrellevarla para transformarla finalmente en una oportunidad de cambio en beneficio de todos.

Algunas Recomendaciones:

  1. Definir las actividades de cada miembro familiar, detectar los problemas y analizarlos en conjunto, para encontrar las diversas maneras de afrontar las soluciones. Que es lo prioritario, obligatorio y voluntario generando un orden y jerarquías de esas prioridades (por ej. Trabajar, estudiar, hacer deportes, contactarse con los amigos, cocinar, limpiar la casa, etc).
  2. Determinar los espacios físicos apropiados o posibles para la ejecución de las actividades. Diferenciarlos y referenciarlos (por ej.  Hacer carteles de áreas de trabajo, de descanso, de estudio e irlos cambiando si los espacios son reducidos).
  3. Establecer días y horarios para las actividades obligatorias y distribuirlas en lo posible con los espacios y tiempos de cada uno. Las más relevantes: trabajo, estudio y labores de la casa. Es importante que exista flexibilidad en las exigencias y dedicación, de las horas de trabajo y en particular para las tareas escolares, evaluando siempre la capacidad de respuesta, el estado anímico y la motivación de todos.
  4. Generar una rutina diaria de los días de semana simulando sea lo más cercana a lo que se realizaba (levantarse en los mismos horarios, desayunar y vestirse, por ej. Padres colocarse vestimenta corporativa mientras trabajen).
  5. Evitar la sobreexposición a la conectividad, el acceso a información y uso de redes sociales. Buscar mantener las actividades recreativas, deportivas o crear nuevas, practicándolas por menor tiempo.
  6. Las tareas del hogar deben ser consideradas como trabajo. Asignar responsabilidades, compartir y enseñar nuevas tareas del hogar. Es un buen momento para desocupar y ordenar espacios generando cambios, reciclaje y actividades manuales.
  7. Los fines de semana descansar, y compartir actividades más familiares (ver películas, organizar juegos, contar historias, conversar, ver fotos familiares, cocinar juntos, etc).
  8. Darse espacios para sentirse y conversar en familia, hacerlo extensivo con quienes están a distancia. Lo mismo con los amigos.
  9. Mantener una actitud positiva evaluando y reconociendo los logros en generar espacios de buena y sana convivencia a medida que pasa el tiempo. Hay días que podrán ser más tediosos, otros más alegres, comprenderlos que son partes de la normalidad de la vida misma. Es importante permitirse el tedio y el aburrimiento de ello surgen ideas y posibilidades de reinventarse.
  10. Buscar apoyo en otros y saber pedir ayuda a tiempo para aquello que los agobia o no pueden resolver en familia.