La planta “Kuti” se encuentra dentro de la Universidad Católica del Norte y es un logro del Programa Recicla UCN, unidad que recibe y deriva en reciclaje plásticos, papel blanco, tapas de botellas y latas.

Hoy, cada vez más se van integrando organizaciones con el interés de reciclar, ya sea de tipo papel, plásticos, entre otros. Como “Kuti”, la recién inaugurada planta de reciclaje que nació bajo el proyecto Recicla de la Universidad Católica del Norte (UCN), iniciativa que desde el 2013 han decidido incursionar en este camino eco sustentable para contribuir a la comunidad sobre la conciencia ambiental.

Hasta ahora, todos los residuos de reciclaje eran acopiados en Antofagasta para ser trasladados a Santiago, ya que es el único lugar donde se encontraban las plantas de procesamiento de reciclado, lo que generaba mayores recursos y una huella de carbono importante. Tras el lanzamiento de “Kuti”, nombre de la planta de procedencia Aymara que significa regresar, esta planta logró ser un referente destacado para toda la zona norte del país.

Conversamos con Camila Sandoval, directora de la planta de reciclaje quien nos relató la historia de Kuti y cómo surgió a través de la necesidad de poder traspasar desde el acopio al reciclaje, además, nos enseñó la forma correcta para entregar residuos plásticos, la clasificación de estos y nos contó los desafíos que desean tomar para seguir potenciando la primera planta de tratamiento de plástico en Antofagasta.

¿Cómo nace Recicla UCN, con qué objetivos y cómo han transitado en este tiempo y girando a otras directrices según como va cambiando el mundo en temáticas sustentabilidad?

Ha cambiado bastante desde el origen. Esto parte el 2013 básicamente para darle cumplimiento a las políticas tácticas que tenía la universidad, que se enfocaba en el cuidado por el medio ambiente y la persona en sí, pero no había acciones concretas. Entonces en ese año, hicieron un levantamiento de información de la basura, por medio de la Dirección de Servicios. Para poder caracterizar y ver qué era lo que más salía y allí se dieron cuenta que lo que más se eliminaba dentro de la universidad era el papel blanco, las botellas y las latas. En ese entonces, Cristian Bello, Director de Servicios, empezó a buscar junto a la Vicerrectora donde podían entregar estos recursos y ahí se dieron cuenta que “María Ayuda” tenía un convenio con la Sociedad Recuperadora de Papel (SOREPA) y que, por medio del reciclaje, todo el beneficio económico se iba a los hogares de niños. Esto es a nivel nacional, por lo que cada ciudad que hace su entrega, beneficia a un hogar de niños de la misma ciudad. En ese entonces, María Ayuda tenía dos hogares y por falta de recursos uno tuvo que cerrar. Y desde ahí comenzó la alianza con la UCN, básicamente partieron con 10 unidades pilotos donde pusieron las cajas de María Ayuda para juntar el papel, así siguió.

Eso dio un buen resultado, por lo que se empezaron a sumar más unidades. A partir del 2014 pusieron los puntos de acopio en las zonas públicas de la universidad, empezando a juntar las botellas y las latas.

Siempre estamos buscando el trasfondo social, por eso siguieron con lo del papel y María Ayuda y en ese entonces trabajaban con REM de Calama, ellos reciclaban con “Manos de Mujer”, una asociación de Calama, que buscan trabajar el reciclaje dando oportunidades a mujeres en estado de vulnerabilidad.

El 2015, se inició las campañas de las tapitas, que son enviadas al “Oncogar” que pertenece a las “Damas de Café” de Santiago. Ellas reciben a todos los niños que están en tratamiento de cáncer que viajan desde otras regiones al Hospital Calvo Mackenna, con eso ayudan a financiar el alojamiento, alimentación y actividades para hacer más llevadero este proceso a los pequeños.

Es relevante el fin que tiene Recicla UCN, el fin que tenía, a donde llegaba y el apoyo social y eso es clave para motivar a la gente.

Sí, y de hecho la campaña de las tapitas es la más fuerte por el hecho de ayudar a los niños con cáncer, es una de las campañas más potentes.

Esto es importante para que la comunidad se incentive y ayude no solo con reciclar y al medioambiente, sino que aportar con un granito a un fin social. Solo falta entregar la información correcta para reciclar correctamente, por ejemplo, ¿si tengo 10 botellas en mi casa, donde las dejo?

Hoy este programa trabaja con empresas desde Mejillones hasta La Negra, también colaboramos con colegios, juntas de vecinos. Además, hay muchos puntos de acopio aparte de los internos de la universidad. Familias que nos vienen a dejar directamente las cosas y por cada entrega emitimos un certificado donde pueden ver cuantos kilos han entregado, de qué recursos están entregando y lo acumulado que tengan en el tiempo y una eco-equivalencia y eso a la gente les gusta mucho porque pueden llevar el conteo y ver que han evitado la tala de tantos árboles o reducido la emisión de CO2 y desde un punto de vista educativo, les ayuda harto.

¿Entonces qué reciben?

Papel blanco, botellas, latas y tapitas de bebidas.

¿Y cómo fue creciendo hasta que nació la planta recicladora?

En el 2016 se incorporan estudiantes de pedagogía y civil industrial. Ellos conocieron la ruta y realizaron el retiro externo y la segregación. Y siempre estábamos buscando cómo pasamos del acopio al reciclaje, porque en el fondo éramos como una empresa de transporte y las emisiones seguían siendo las mismas. Educacionalmente no tenía mucho impacto, porque nadie sabía que pasaba con las botellas y buscamos opciones, con las ideas de una empresa de Santiago. Ellos liberaron los planos de las máquinas que permitía hacer reciclaje, como la chipeadora y la expulsora, pero eran súper básica, había que hacer la máquina y los productos que iban a salir no eran de mucho impacto. Entonces estuvimos pensando en cómo generamos un impacto de reciclaje local, hasta que llegamos al filamento de impresora 3D. Esto lo hace Qactus, una empresa se Santiago. Primero partió con las tapitas, con bolsas plásticas y después por tema de calidad terminaron con el reciclaje de residuos electrónicos. Con eso ello, sacas filamento, pero en el fondo nos salía demasiado caro desarmar todos los residuos y no teníamos cómo y el principal recurso que tenemos son las botellas. Tuvimos que volver a investigar y en el 2019 un chico de ingeniería ambiental vino a hacer la práctica en el Recicla UCN y me apoyó con toda la mano de obra de la investigación y ahí empezamos, porque la idea era sacar el 100% del reciclado, de acuerdo a la investigación, hay otras organizaciones que hacen de PET, porque nosotros solo hacemos filamentos de ese tipo de plástico.

¿Y qué es PET?

Los plásticos tienen una clasificación en 7 tipos y este es el número 1 de plástico, que es la botella de jugo o de agua y es el plástico que más se usa y que más se desecha.  Ahora, el trabajo de reciclaje de este tipo de plástico, en algunos países como Holanda y Argentina es en base a una mezcla de resina virgen y reciclada para lograr los filamentos con impresoras 3D, sin embargo, nosotros queríamos que fuera completamente reciclada. Comenzamos a hacer todas las pruebas y finalmente  resultó, y de acuerdo a nuestra investigación, nos dimos cuenta de que somos los únicos que los trabajamos (los plásticos PET) totalmente reciclado, teniendo el cuidado además de que lo que salga como producto sea también 100% reciclable.

¿Cómo una economía circular?

Claro, para no generar basura post producción. Bueno, los que saben de impresión en 3D, hay algunas figuras que necesitan mucho soporte y al final, tu sacas tu producto y eso es basura, entonces la idea es que recuperamos todo, esa es nuestra preocupación.

¿Y qué tipos de productos están pensando en sacar y con qué fin venderlos?

Acá tenemos dos productos principales, que sería el filamento que ese podría funcionar para otra confección en la impresora y la impresora en sí. Estamos pensando en realizar artículos de oficina y queremos también asociarnos con alguna institución que necesite algún producto y tengan alguna necesidad que podamos satisfacer con la impresión, como un juguete o una prótesis, que sea más que decorativo.

¿La planta está en la universidad? ¿Con qué equipo funciona? ¿Hay colaboración de estudiantes o solo es un equipo contratado que solo se va a dedicar a reciclar?

Esto está en la Dirección de Servicios de la universidad, en la zona de los talleres está la planta y los principales operadores son estudiantes, ellos son los que se llevan la parte más pesada y trabajan por un sistema de turno. Ahora este tiempo piloto, de alguna forma nos vimos beneficiados por lo que ha pasado últimamente con el paro, porque les permitió estar casi jornada completa trabajando y cuando vuelvan a clases vamos a tener que preparar los turnos, pero tenemos principalmente a estudiantes.

La idea también es darles una oportunidad a los chicos acá y que ellos que con sus horarios tienen que compatibilizar

Exacto, de igual manera queremos acercarnos a la academia, con talleres o curso electivos para que también sea un sello UCN con el tema de sustentabilidad y el conocimiento de todo esto y ellos puedan pasar por el plan completo de operación y sepan qué es realmente reciclar y así nos ayudan a ser parte de este plan colaborativo del cuidado del medioambiente.

¿Cómo lo hicieron para invertir?

En el 2016, Alto Norte nos aportó anualmente un monto y nos sirve para las operaciones, con eso compramos la chipeadora, la primera impresora. La universidad igual nos da un monto anual para operación y para la planta. Además, fue gracias a la donación de Alto Norte y el FNDR de Medioambiente y a través de los Fondos de Vinculación, que con AMSA nos pudo ayudar un poco también.

Pero ¿después ya podrían sustentarse? si los productos logran llegar al mercado.

La idea es poder sacar una especie de rentabilidad que se puede estar invirtiendo en la impresora y en los chicos que nos apoyan. Para que no estemos dependiendo de la dirección de turno, ya que quizás otro director piense que plata para este proyecto no hay y tengamos que cerrar. Entonces estamos apuntando a darle una independencia económica.

Entonces siguen investigando donde derivar sus productos, qué productos puedan ser útiles para la comunidad y que tengan un circulo virtuoso y no terminen en desecho y a la vez puedan aportar con esos productos, que cumplan una función.

Así es, además, todos los colaboradores, los colegio o jardines o las personas que estén interesados en conocer la planta, pueden venir a visitar y ser parte del círculo, tenemos el trasfondo educativo.

¿Y cómo se vinculan? ¿Dónde lo difunden?

Nuestra principal área de difusión son las redes sociales, estamos en Facebook, Twitter e Instagram. Y las redes de colaboración se han ido formando en el tiempo, casi en boca a boca y así hemos crecido. No hay problemas en que la gente nos traiga las cosas, siempre si con el cuidado de que esté todo limpio, la gente tiene que entender que el reciclaje es un proceso limpio, que estén secos y aplastarlas en las mejores condiciones y así van aprendiendo sobre la segregación y a nosotros no se nos forma basura.

Claro, si yo tengo mis botellas las lavo, las seco, las meto en una bolsa y las traigo.

Sí.

Con las tapitas y las latas aplastadas.

Sí, también.

Y el papel también. ¿La entrega puede ser durante los horarios adecuado a la universidad?

No, si llegan un sábado o un domingo, mientras lo tengan marcado con nombre de quien aporta y su correo electrónico, lo pueden dejar en portería y nosotros los pasamos a buscar para el pesaje y emitimos el certificado a través del correo indicado.

¿Y qué se viene para potenciar este proyecto?

Ahora queremos potenciar la planta principalmente, queremos probar con la prueba de PP, que son las tapitas plásticas, después quizás en el segundo semestre veremos cómo nos va con los tiempos y empezar a reciclar el PLA, que es el filamento principal de impresora 3D, para recuperarlo y sacar un filamento reciclado de PLA, de PP y mantener el de PET. Y queremos incursionar en el compost y con la Dirección de Proyectos sacar algo relacionado con la reutilización del agua.