Distintos estudios científicos han planteado la urgencia de avanzar en la descarbonización. Uno de los sectores de interés es el transporte y la movilidad, el cual, aporta con más del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. 

Con el avance tecnológico, a nivel de usuario se plantea la disyuntiva sobre los vehículos 100% eléctricos o vehículos con pila de combustible para avanzar en una matriz de transporte más limpia. En la toma de decisión, se deben evaluar varios factores y consideraciones específicas, como costos, autonomía, tiempos de recarga, disponibilidad de infraestructura, impacto ambiental, necesidades específicas de los usuarios finales, entre otras. 

Si se consideran los costos, los vehículos eléctricos son más asequibles en términos de precio de compra en comparación con los vehículos con pilas de combustible. Además, los vehículos 100% eléctricos tienen costos de mantenimiento menores. Al día de hoy, el costo de la tecnología de los vehículos con pila de combustible hace inviable su masificación, sin embargo, si la producción de hidrógeno se hace a bajos costos usando fuentes renovables de energía, los costos de operación se hacen competitivos.

Sin duda, uno de los principales desafíos de los vehículos 100% eléctricos están asociados a los tiempos de recarga y autonomía, ya que en sistemas de carga convencional la carga completa se podría lograr en varias horas y la autonomía en promedio es de 300 km. La autonomía de vehículos a hidrógeno supera los 700 km, con tiempos de recarga de solo minutos. No obstante estas ventajas, la infraestructura de abastecimiento de hidrógeno está aún en desarrollo y solo disponible en áreas geográficas específicas a nivel mundial.

Desde el punto de vista ambiental, los vehículos eléctricos producen cero emisiones locales y contribuyen a la reducción de la contaminación del aire. Sin embargo, la producción de electricidad puede ser más o menos limpia dependiendo de la fuente de energía utilizada. El correcto análisis de ciclo de vida permitirá evaluar qué tan limpio es el vehículo eléctrico. Por su parte, la tecnología de pilas de combustible también produce cero emisiones locales, pero la producción, almacenamiento y transporte de hidrógeno requiere energía y podría generar emisiones, dependiendo de cómo se obtenga el hidrógeno. Por ello, es fundamental avanzar en la explotación de fuentes renovables de energía, como la solar y eólica disponibles en nuestro país en cantidad y calidad suficiente para sustentar la producción de hidrógeno bajo en emisiones.

Finalmente, la elección entre vehículos eléctricos y vehículos con pilas de combustible dependerá de las necesidades individuales del usuario final, la disponibilidad de infraestructura en su área y las consideraciones ambientales. Ambas tecnologías tienen ventajas y desventajas, y la decisión final dependerá de factores personales y regionales. Es importante evaluar cuidadosamente estas variables antes de tomar una decisión. Para facilitar la masificación de estas tecnologías, que no compiten entre ellas sino se complementan para avanzar en la descarbonización del planeta, se requiere de políticas públicas adecuadas que permitan el avance tecnológico, corrija los errores de mercado como lo es el impuesto al diésel y se entreguen las condiciones habilitantes para avanzar a una nueva economía sustentable. 

Por: Dr. Lorenzo Reyes-Bozo. Decano de la Facultad de Ingeniería y Director del Grupo de Investigación en Energía y Procesos Sustentables de la Universidad Autónoma.