El mes pasado, hubo un importante movimiento a nivel internacional dada la celebración del Día Mundial de la Alimentación, una de las fechas más importantes en la agenda anual de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); llamado que buscó promover el objetivo de aumentar la disponibilidad de alimentos sanos y seguros para toda la población.

Este año, el énfasis estuvo puesto en el agua, considerando que el acceso por persona a este recurso ha disminuido en un 20% en las últimas décadas, además del hecho de que 2.400 millones de personas viven en países sometidos a estrés hídrico. Un escenario de suma urgencia, por el cual se unieron 150 países para generar conciencia sobre la importancia del agua para asegurar la presente seguridad alimentaria y de las futuras generaciones, que organizadas por la FAO cantaron en distintos idiomas “el agua es vida, para no dejar a nadie atrás, cada gota cuida”, video que se hizo viral. Sumado a lo anterior, durante este año 2023, Chile publca la Estrategia Nacional de Soberanía para la Seguridad Alimentaria, la cual tiene como objetivo fortalecer la seguridad alimentaria presente y futura.

Reducir el desperdicio de alimentos, devolver el agua a las cuencas y reutilizar el agua, son algunas de las medidas que aportan en la disponibilidad hídrica para una agricultura regenerativa. Iniciativas que no necesariamente tienen que venir desde las políticas públicas, sino que se están gestando en los territorios gracias a las comunidades, a sus capacidades innovadoras, al espíritu de la colaboración y a la necesidad de cubrir aspectos básicos para la salud humana.

Testimonio real de eso, han sido diversas organizaciones sociales con las que ha trabajado Fundación Lepe desde 2017: por ejemplo, la “Agrupación vecinal en apoyo a la Recuperación del Durazno Betarraga” y “Porotarium Austral”, propagando alimentos originarios que aportar a la biodiversidad y la seguridad alimentaria; “la Junta de Vecinos Canto del Agua” que se unieron para aplicar técnicas de retención de agua y compostaje en Atacama; “La red Biobío Solidario” que ha salvado más de 3 millones de kilos de alimentos de desperdicio desde 2014; o el proyecto “Restaurando Aguas y Bosques del Lafkenmapu”, que con técnicas tradicionales de mejoramiento del suelo y reforestación, han logrado restaurar árboles nativos y fuentes de agua en la zona de Tirúa.

Todas, evidencias regenerativas que contribuyen a la seguridad alimentaria y a la disposición de fuentes de agua para una producción de alimentos en armonía con la naturaleza. Cerramos octubre con el llamado a que  cada uno colabore desde sus propias realidades y territorios: cultivando alimentos frescos y acordes a sus respectivas temporadas, planificando lo que vamos a consumir, reciclando y reutilizando el agua… el Agua es Vida.

¡Compartamos inspiraciones de diversas comunidades y organizaciones que ya están liderando el cambio!