Cuando se piensa en algún lugar húmedo y lluvioso en Chile, Chiloé podría ser uno de ellos. Las lluvias en la isla grande de la región de los Lagos son abundantes, superando los 2.000 mm de agua anuales, las que se caen principalmente en invierno. Sin embargo, producto al cambio clímático, la pérdida del bosque nativo que actua como un retenedor o esponja de agua natural: la major densidad poblacional, entre otros factores, existe una escasez hídrica de proporciones durante el verano.
Las localidades rurales aisladas de la isla de Chiloé, como otros lugares del país, viven la paradoja: hay agua pero no existe una infraestructura que permita acumular y distribuir ésta a las familias afectadas. Para subsanar este problema, el estado proporciona camiones aljibes para abastecer de agua potable a las comunidades rurales que se ven afectadas. Sin embargo, los camiones son una solución de emergencia, costosa, y no una definitiva. Se estima que el año 2022 el Estado de Chile gastó casi de 10 mil millones de pesos en camiones aljibes por déficit hídrico.
Frente a este escenario, y buscando una solución permanente y sustentable en el tiempo, es que se crea la Red de Agua Comunitaria de Nal Alto. El proyecto apoyado por Fundación Lepe y el municipio de Ancud, y ejecutado por Chiloé Activo a través de su equipo de trabajo “Agua Nueva”, contempló la construcción de una red comunitaria de agua utilizando una vertiente del sector con la participación activa de la comunidad para el cuidado, mantención y gestión del ecosistema.
“Red Comunitaria de Agua de Nal Alto es un modelo de gestión de agua diferente porque se basa en la participación, empoderamiento y entendimiento de la comunidad para que ellos reciban agua. Son 36 grupos que se ven favorecidos con la red, de los cuales 34 son familias y 2 son servicios públicos: la escuela y la posta rural de Nal Alto, beneficiando a más de 1.500 personas” explica Fernanda Villarroel, directora proyecto Red comunitaria de agua Nal Alto.
El proyecto, para concretar su desarrollo, tuvo un requisito esencial: que una persona de la comunidad tenga agua (una vertiente) que no se seque en el verano y esté dispuesta a compartirla con el resto. En el caso de Nal Alto, esa persona fue Carlos Vargas: “Nosotros como familia pusimos a disposición de la comunidad la vertiente donde se colocó la toma de agua y el resto de la comunidad está participando con su esfuerzo y trabajo para hacer que el agua llegué a los hogares”.
La red partió luego de cuatro cabildos participativos por el agua que se realizaron en Chiloé, donde más de 400 agricultores realizaron un diagnóstico, con mesas temáticas donde se habló del manejo integrado de cuencas, derechos de agua, entre otros temas. Por su parte, Rolando Rojas, ingeniero del equipo de Agua Nueva, enfatiza que “nosotros no llegamos con la idea de entregarles agua sino que ellos tenían que trabajar con nosotros fuertemente, mano a mano, realizando el codiseño de la red de abastecimiento y concretándola. También debían aprender sobre los ecosistemas, haciendo partícipe a toda la comunidad”.
Luego de las primeras etapas del proyecto que involucra el reconocimiento de una fuente local de agua, el codiseño de la red de abastecimiento, el listado de materiales y presupuesto estimado; se consiguen los apoyos monetarios y logísticos necesarios que permiten en un corto plazo dar una solución definitiva y sustentable al problema hídrico para miles de personas. El proyecto postuló el año 2021 al programa Fondo Común de Fundación Lepe, adjudicándose 30 millones de pesos para su concreción.
Verónica Morales, directora ejecutiva de Fundación Lepe, explicó que “los proyectos como la Red Comunitaria de Agua de Nal Alto, representa al tipo de iniciativas que busca promover el programa Fondo Común de Fundación Lepe, pues constituye una herramienta colectiva de adaptación al contexto global de escasez hídrica, lo cual implica poner en el centro las capacidades de gestión de las comunidades, bajo los lineamientos de bien común, colaboración, integración, responsabilidad y fortalecimiento del tejido socio-ambiental, alcanzando así escenarios regenerativos y sustentables. Todos estos elementos son primordiales para Fundación Lepe y su nuevo propósito de acelerar e implementar acciones comunitarias que permitan enfrentar y adaptarse a los desafíos derivados de la crisis climática”.
“Uno de los resultados más importantes que tienen este proyecto es que se va a conformar un comité de agua entre los mismos beneficiarios para que vele por el buen funcionamiento la red y, una vez que el equipo ejecutor se retire del proyecto, la comunidad va a tener todas las herramientas para poder administrarla”, aclaró Villarroel.
Por su parte, el alcalde de Ancud, Carlos Gómez Miranda enfatizó que “la Municipalidad de Ancud cumple un rol importante tanto en el cofinanciamiento del proyecto como también, en la vinculación y replicabilidad de este tipo de iniciativas en sectores rurales de la comuna que presentan graves problemas en el manejo de los recursos naturales y la accesibilidad, producto de su dispersión geográfica y caminos sin pavimentar. Esto significa avanzar hacia una planificación y manejo integrado en las numerosas microcuencas de la comuna, siendo esta una solución que a mediano y largo plazo garantiza de mejor forma el acceso a este vital elemento, reduciendo a su vez y considerablemente la demanda de camiones aljibes. Hoy, en el corto plazo, es preciso seguir promoviendo y financiando estos proyectos tal como lo ha demostrado la Dirección General de Aguas de la región de Los Lagos a través de su Plan Estratégico de Gestión Hídrica para Chiloé, incorporando estas temáticas en instrumentos con pertinencia municipal tal como se ha hecho con el Plan de Desarrollo Comunal, la Estrategia Ambiental Comunal y el próximo Plan Comunal de Cambio Climático que ya se encuentra en proceso de elaboración”.
La implementación de esta red y de otras, son soluciones factibles de realizar frente a la crisis hídrica que se vive en cientos de localidades rurales aisladas de Chile, a bajo costo, con un rol protagónico en la comunidad, fortaleciendo la gobernanza del agua y donde se respeta y valora los ecosistemas presentes.