¿Qué vale más la energía de un kilo de carbón o la de un kilo de plata?
Con esta pregunta dejamos el pasado artículo hace 15 días y espero que hayan tenido tiempo en encontrar la respuesta. Sí, correcto, es la misma. Ésta era la pregunta “fácil”, la más complicada era la segunda: ¿Por qué?
Para conocer la respuesta permítanme realizar un viaje al pasado, a marzo de 1.611 en el reinado de Felipe III. El Duque de Osuna, Don Pedro Téllez-Girón, buscaba ser nombrado virrey de una Nápoles arrasada por los corsarios y sin riquezas aparentes. Sin embargo, era una plaza de gran valor estratégico para el dominio del Mediterráneo. Francisco de Quevedo, amigo y secretario del Duque, le dijo la frase que ha llegado a nuestros días gracias a Antonio Machado: “Sólo el necio confunde valor y precio”.
Si hablamos de energía ¿Cuál es el precio y el valor de un kilo de plata o de carbón?
Tal día como hoy, martes y trece de agosto de 2019, el precio de la plata se sitúa, al cambio, en los 385.744 pesos chilenos. Sin embargo, el precio de mercado internacional del carbón térmico hoy indica los 37,7 pesos/kg. Aparentemente son precios muy diferentes y así es; Podríamos comprar 10.231 veces más energía eléctrica vendiendo un kilo de plata que vendiendo uno de carbón térmico. No obstante, tienen el mismo valor energético, distinto precio, mismo valor. Para comprenderlo volvamos al “Algoritmo Einstein” (E = m*c2, la masa = 1 kg igual para los dos; la velocidad de la luz al cuadrado, la misma para los dos, por lo tanto, el valor energético de los dos … es el mismo. Si tienen curiosidad les diré que el valor en términos eléctricos se acerca a los 25 TWh (Tera vatios hora = 1.000 millones de kWh), un potencial energético de dos kilos de plata, carbón o cobre equivaldrían aproximadamente al consumo total eléctrico de Chile en un año.
¿Por qué es importante entender estos conceptos?
Fusionar 2 kilos de masa solar permitiría dar electricidad a todo el país durante un año. Si tomamos que la masa del sol es 1,989 × 1030 kg, podemos confirmar que el potencial actual del sol podría aportar la electricidad a 10.000 trillones de “Chiles” durante 13.000 millones de años, o sea, desde el Big Bang hasta hoy.
El sol, de forma directa o indirecta, ha producido “casi” toda la energía que usamos hoy en día sea electricidad, combustibles o calor. Puede ser actual o almacenada por un periodo de tiempo corto (como en las hojas perennes de los árboles) o mayor, petróleo del Paleoceno, gas del Jurásico y carbón del Carbonífero. El viento es consecuencia de la actividad solar, sólo la geotermia tiene un origen diferente, y el agua tiene interacciones entre la energía solar y la geología.
¿Por qué es mejor el Sol de Atacama que el Sol fósil extranjero?
El sol de Atacama es chileno. Es de hoy, no de hace 20 millones de años, genera una energía eléctrica de “seguridad nacional”. No se depende del carbón colombiano, biodiesel brasileño, gas argentino, petróleo del Golfo, del uranio de Níger o del la fracturación hidráulica norteamericana. Todas estas energías externas conllevan a costes ocultos que, a menudo, no se tienen en cuenta para el común de los mortales. Comprar carbón, gas o petróleo son actividades de comprar de futuros, de commodities, y para eso se necesita financiación nacional que debe aportar cada chileno con sus impuestos. Y estas externalidades no se expresan de forma transparente a la hora de valorar si es mejor confiar en las fósiles o las renovables. Y aun más, las externalidades que se refieren a costes de residuos, económicos, ambientales y sociales.
Pongamos por ejemplo, el caso de que la planta solar térmica + solar fotovoltaica de Cerro Dominador fuese una planta térmica de gas natural. Emitiría 400.000 Tn de dióxido de carbono equivalente, como la quema de 800.000 arboles anuales. Una planta térmica del mismo tamaño de carbón desarrollaría:
- 2 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalentes, como quemar 4 millones de árboles
- 000 toneladas de lodos contaminantes
- 43 kilos de mercurio
- 57 de arsénico
- Año tras año, tras año.
Entonces si el valor energético es el mismo pero las externalidades son negativas, ¿por qué no abrazar definitivamente la energía solar y eólica y combinarlas con el almacenamiento para liberarnos de estas externalidades?
Básicamente por dos razones, la primera por miedo, miedo al cambio. La segunda porque en todo cambio hay ganadores y perdedores, y en el mundo hay gente que gana emitiendo CO2, lodos, mercurio y arsénico. Y la única manera de defenderse de ello es mediante la educación y el conocimiento que es lo que pretendemos aquí. Un autor al cual respeto de forma considerable, Arturo Pérez-Reverte, dice que es mucho peor un ingenuo que un malvado porque un malvado más 9.999 ingenuos se pueden convertir en 10.000 malvados. No seamos ingenuos para no ayudar a los malvados. Cuanto más sepamos sobre las energías y el calentamiento climático, la huella del agua, del carbono y de la energía, mejor será para todos, incluso para los malvados y el resto de los ingenuos.
En el próximo artículo empezaremos por el principio algo que está en boga y no es del todo muy bien comprendido, la huella del carbono. Porque la huella de carbón es una cosa y la huella de carbono otra.
Moraleja: Oro parece, plata no es, el que no lo sepa un tonto es.